•   EDICIÓN  2015
 

SOLE GIMÉNEZ

Me cuenta mi madre que una pequeña Tuna le cantó en su balcón cuando me llevaba en su vientre… me siento afortunada porque desde antes de nacer la música ha rodeado mi vida. Realmente la música es una constante en la vida de todo pues es el lenguaje que siempre ha utilizado el ser humano para comunicar aquellas emociones que van más allá de las palabras, esos sentimientos de serenidad, añoranza, alegría, entusiasmo o melancolía que unas sencillas notas son capaces de transmitir y que sin apenas saberlo, configuran nuestro paisaje emocional.

 

El hombre ha hecho Música de muy diversas maneras, con un simple voz, con un trío de jazz o con una gran orquesta, pero pocas formaciones tienen la posibilidad de trasmitir esos sentimientos desde una posición tan cercana y tan humana como la Tuna que te canta al oído, que te envuelve con su son y te transporta como nadie a ese momento perdido, aquellos años pasados, aquellos amigos, aquella noche, aquel amor.

 

Por que la Tuna juega con la ventaja de hacer sonar la buenas canciones de todos los tiempos, pues llevan en su repertorio los clásicos populares que todo el mundo conoce y todo el mundo añora, esos boleros, esas malagueñas, tangos, pasodobles, vals… esas canciones que casi forman parte de la herencia genética que todo los hispanohablantes tenemos. Y son los Tunos los trasmisores naturales de sus ritmos, sus compases y de su gran belleza.

 

Por todo ello, me siento hoy como cantante y como murciana, tan honrada y agradecida de ser Madrina de ésta nueva edición del Certamen de Tunas Barrio del Carmen de Murcia cuya fiesta enaltece la figura de la Tuna y su música, que a través de los siglos han llenado con su alegría y su buen hacer muchas de nuestra veladas, nos ha ayudado a recordar y nos ha transmitido el mensaje de que el amor por la música no tiene época ni edad y que las buenas canciones son atemporales y al igual que La Tuna son imprescindibles.