Me gustaría agradecer desde estas líneas el esfuerzo de profesores y rectores, pero ha sido siempre la tuna quien con su picaresca, sentido aventurero y ciertas dotes artísticas, ha superado encrucijadas y problemas para sobrevivir, y plantarse en el Siglo XXI como la institución universitaria más reconocida y popular.
La Tuna, una bohemia universitaria, un grupo de universitarios artistas, que llevan una vida llena de sugestiones, de amistades y experiencias. Dice el «Libro del Buen Tunar» que es «escuela de vida, palestra de ingenios, urdidora de ensueños, crisol de amigos nuevos e probanza de antiguos», y éste es quizá el aspecto más valioso en la vida del tuno: experiencias, amistades, amores …
Los que han pertenecido a una Tuna no suelen olvidarla. La consideran, y suele ser así, fundamental en su formación humana, resultado de la mezcla de Universidad, música y bohemia; luego, está el camino. Hay un refrán español que recoge Miguel de Cervantes: «Tres cosas hacen a los hombres discretos: letras, edad y camino».
Iniciativas como este Certamen contribuyen, sin duda, a que la tradición siga su camino y sean cada vez más los murcianos y murcianas que sintamos un gran apego por esta cultura de la tuna. La Tuna de Distrito, como la más antigua de nuestra Región, no sólo tiene el cariño sino también el apoyo de las instituciones, como en este caso, del Instituto de la Juventud de la Región de Murcia, que apuesta y lo seguirá haciendo, por la promoción de la cultura en los jóvenes murcianos.
Espero que el Certamen Internacional de Tunas siga gozando durante otros tantos años más, de la buena salud de hasta ahora.